Ponele que todo empezó con un dolor muy parecido al que se siente cuando el corazón se empieza a estrujar, cuando la piel tira tanto que estás a punto de estallar, y el cuerpo pide ayuda para dejarlo salir, para dejar salir a ese que crece en vos y se agolpa entre tus costillas y algún órgano vital... cuando sabes que lo que se necesita es más que gritar...
Al principio fue dolor… un dolor cargado de humillación, de vergüenza, de asco repulsivo hacia mí misma… al principio me dolía ser quién soy… me dolía el saberme inerte e insignificante, me dolía no trascender en tu corazón….
Poco a poco se fue volviendo desilusión, una desilusión que carcome el alma, de esas como cuando por fin ves verdaderamente a tus papás, y te das cuenta que no son invencibles y que no tienen todas las respuestas… y que no pueden seguir decidiendo por vos… una desilusión de una bella utopía en la cual las cosas no eran tan malas, donde las personas no eran tan falsas, donde vos eras único y especial… la ilusión cayendo al vacío, vacío nulo, vacío vacío!... sin paredes, sin fondo, sin techo, sin colchones, sin luces, sin libros, sin historias de amor, sin historias de lucha y libertad…. Un vacío vacíamente jodido… una ilusión sin un mínimo de esperanza, sin espera, sin infinito… desilusión…
A lo que poco a poco llegó la decepción… decepcionarme al saber que la ilusión se desvanecía ante mis ojos, que las utopías no son tan fáciles de realizar, y que a las personas a quienes les abrís tu corazón pocas veces les interesa… decepcionarme de vos, de un ser tan lindo y tan bello, que solo es un caparazón, desilusionarme de una personita que no es quién parece, que es un collage, un pastiche de actitudes y formas, de caricias, de movimientos, de suspiros, de besos, de miradas….
Y una especie de extrañamiento pero no hacia vos… extrañamiento de la persona que creí que eras… extraño a quién creí que eras.
Pero lo verdaderamente admirable es la resignación… resignarme porque al fin y al cabo sabía que todo esto iba a terminar así… sabía que no eras el cuadro, que lo mirás desde afuera cómo dice la Maga, ves el cuadro querés ser parte de él, querés ser el cuadro… pero solo lo ves… nunca vas a poder SER el cuadro… resignarme porque al final… sos quién mire pero no quién quise ver…. Me resigné porque me dejaste sin asombro….
¿Pero el olvido? No pidamos tantas cosas… solo los buenos cristianos pueden llegar a eso… a mí me toca cargar con este peso, con verte, soñarte, hablarte, callarte, llorarte, odiarte y no poder sacarte de adentro…. No poder abandonar este círculo… en el que se repite una y otra vez la misma melodía, En el que vuelvo a despertar en el mismo día con la misma sonrisa y la desazón de encontrarte……. Para no poder decir la mas mínima palabra al quedarme obnubilada con tu mirada…